Un amigo, no cualquiera tiene el privilegio de tenerlo, de conservarlo y hacer que perdure por siempre. Debe de haber por parte y parte honestidad y respeto como en toda relación no.
Es estar allí sin que te halla llamado, es mirar a través de la falsa alegría muchas veces utilizada para esconder la tristeza infinita; no siempre es decir que si a todo, sino saber cuándo decir que no.
Como en toda relación interpersonal, se presentan conflictos, discusiones, pero si la amistad que tienes está construida en una base bien solida no creo que se derrumbe jamás.
Acepta cuando te equivocas, y no permitas por orgullo perder a un buen amigo, pide disculpas sin pensarlo dos veces ante un error de tu parte, escucha, se sincero, di lo que piensas. Si te das cuenta que una determinada amistad no es conveniente para ti, hazla a un lado; tú necesitas a seres humanos íntegros, con principios, valores y buenos sentimientos no perfectos claro pero muy cerca de serlo.
Pregúntate a ti mismo ¿soy un buen amigo? ¿cuántos verdaderos amigos tengo?... y espero que la respuesta al primer interrogante sea “sí, con falencias pero creo poder superarlas” y respecto a la segunda, “no muchos, pero grandes amigos que se no me fallaran”.